Ya me he dado yo cuenta de que no iba a ser un buen día en cuanto he llegado a la mesa de mi jefe para cumplir con esa costumbre tan prusiana de saludar a todo el Departamento por la mañana. Cuando le daba la mano, él ha puesto lo que llamo técnicamente "sonrisa de Gioconda"- ese tipo de mueca que dice más o menos que hay un motivo sobrado para cachondearse de mi persona, pero que no va a ser usado en mi contra por educación.
Mi compa de mesa, que es la cólera de Dios desatada en persona, no ha tenido tantos reparos e inmediatamente me ha informado de que tenía la raya del ojo pintada en medio del párpado y una mancha de pintalabios en mitad de la mejilla (culpas repartibles a partes iguales entre mis dos chiquillos: la una por intentar abrirle la puerta a su hermano mientras yo trataba de conseguir una línea derecha y decente; el otro por usar mi rouge como arma arrojadiza cuando le he metido en el baño para evitar su despeñamiento temprano).
Y es que con el jaleo que tengo por las mañanas intentando despertar, vestir, peinar, servir el desayuno preparado el día anterior, empaquetar tarteras, poner botas, abrigos, guantes y bufandas... todavía no entiendo que tipo de autodisciplina me ha llevado a imponerme cada mañana el perder unos minutos en mi propio arreglo.
Y para colmo les tengo a los dos malos... Menos mal que mañana le toca el turno de casa al padre, porque me da la sensación de que hoy no vamos a dormir mucho.
Crisis/Crisis
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Este blog está sufriendo en estos momentos una crisis. Me he dado cuenta de
que no tengo tiempo para un proyecto tan ambicioso como el que quería, pero
p...
Hace 16 años
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