Porque todavía estoy superando el cabreo porque no pude ejercer mi derecho al voto. Como ciudadana residente en el extranjero tengo menos días de preparación, se ve, que el resto de los ciudadanos(o dicho de otro modo, se me impone el votar por correo y el plazo se acabó el día 15.11 o ir a la Embajada a votar en día de diario) y encima Correos se empeñó en dejar la cosa reducida a dos días: el aviso para recoger las papeletas nos llega el día 12 por la mañana, que es sábado. La oficina abre hasta las doce pero nosotros tenemos piscina y biblioteca con los niños. El lunes estamos hasta arriba de curro, con lo cuál na. El martes, cuando como una ciudadana responsable me escapo del trabajo para llegar justo a las seis y media a recoger mi sobre electoral (no es ninguna exageración, me cerraron la puerta a ras de espalda... SM que estaba atando la bici detrás de mí, ya no pudo entrar y menos mal que accedieron a darme su sobre) es demasiado tarde.
Así que ya lo sé para la próxima vez, tener una vida es incompatible con el ir a votar. O quizá no, quizá para algo así de importante debería de establecerse un marco mínimo de tiempo en el que se garantice la llegada de los envíos (al menos, un par de semanas, ¿no?). Porque tampoco es moco de pavo que te lleguen las papeletas y sin tiempo siquiera para pensar tengas que mandarlas, si estás indeciso.
En cuánto a ésto, pues mira, me va a resbalar. Haz ya quien ha dicho más de lo que yo diría y en su día con la otra creo que ya dije todo lo que tenía que decir...