Calvin: Si la gente saliera cada noche a mirar las estrellas, te apuesto a que vivirían de manera completamente diferente.
Hobbes: ¿Y eso?
Calvin: Bueno, cuando miras al infinito te das cuenta de que hay cosas mucho más importantes que lo que la gente hace durante todo el día.
Hobbes: Nosotros hemos estado mirando debajo de las rocas del riachuelo.
Calvin: Me refiero al RESTO de la gente.
Calvin y Hobbes. Bill Watterson, traducido libremente por Superwoman
Ayer me sacudieron en mi asiento del trabajo dos noticias de muy distinta índole pero con un denominador común: después de recibirlas tuve que salir corriendo camino del baño porque no podía contener las lágrimas (el prurito profesional me impide montar la de María Magdalena sentada en el despacho, sobre todo porque lo comparto con todo mi grupo).
En el primer caso, Superman llamó para contarme que la hija de una amiga acababa de llamar para invitarle al entierro de su madre. Una persona especial para nosotros porque en un momento clave de nuestras vidas, nos ayudó a desenvolvernos en un ambiente desconocido para nosotros... Esta mujer trabajaba en mi misma empresa y hace algo así como tres semanas que me la crucé en la escalera y volví a decirle aquello de que algún fin de semana teníamos que pasarnos para ver la casa que se acababa de construir después de mucho esfuerzo... Todavía no puedo reaccionar y empezar a creerme que ya nunca podremos cumplir esa cita, que íbamos retrasando porque lo urgente nunca deja tiempo para lo importante, como dijo Quino.
Al rato me enteré de que otra amiga que lleva un tiempo intentando quedarse embarazada lo ha conseguido. Esta vez lloré de emoción. Me pareció un recordatorio de que la vida sigue, radiante, hermosa, abriendose camino entre las dificultades y las cosas malas de cada día...
Llevaba una temporada un tanto tonta, dándole demasiada importancia a una serie de cosas que no la tienen y olvidando que estamos aquí de prestado. La vida ha tenido que volver a colocarme las ideas en su sitio de un buen bofetón emocional...
Sybille, ich glaube nicht ins Jenseits... aber wenn eines gäb, ich würde dich da wiedersehen...
5 comentarios:
Siento mucho esa primera noticia y me alegro mogollón por la segunda. A veces vivimos tranquilamente hasta que, a ostias, la muerte nos recuerda que sigue ahí no como un fantasma, sino como una realidad. Otras veces, los nacimientos nos ayudan a comprender que la vida es un ciclo inevitable, pero qué bien se siente uno ante las buenas noticias. Ahora, a llorar de alegría por seguir vivos y a abrazar a quienes más queremos (nuestros hijos, en estos momentos de debilidad maternal, se suelen llevar unos cuandos achuchones/ besucones).
Un abrazo gordote, SW.
Ahora la que estoy llorando cual madalena soy yo.
Un abrazo grande SW.
Hola SW,
Entrevistador: ¿Qué le sorprende en la vida?
Nabokov: …la maravilla de la conciencia… esa ventana que se abre de pronto a un paisaje bañado por el sol en medio de la noche de la inexistencia.
(Lo reseña Juan Ignacio en Acerca de la inexistencia, http://anotaciones.unaaldia.net/?p=168
Lo siento, venga ánimo. Am
Estamos hechos para sobrevivir. Como individuos y como especie.
Lo siento y me alegro.
Curiosamente no estoy mal, simplemente estoy... hace algún tiempo que es que no estaba...
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