Como siempre en estas fechas tengo tiempo de pasar, a la vez que visito a toda mi larga y extensa superfamilia, por prensa de toda la escala político-social. Y me ha llamado la atención que tanto El País, como ABC (este último artículo era en el suplemento D7 y he sido incapaz de encontrarlo en formato digital), le han dedicado en estas fechas sendos artículos al problema de los "niños sin límites".
Mi manera de educar a los Supernenes es cercana al llamado "attachment parenting" (por supuesto, no soy dogmática a la hora de aplicarlo, no es una religión sino una filosofía) y reconozco que más de una vez he tenido que morderme la lengua para mantener la paz en alguna reunión familiar, social o simplemente en un intercambio por Internet. Porque mucha gente todavía confunde el hecho de permitir a los bebés y niños que manifiesten conductas propias de la edad que tienen con no aceptar la disciplina. O el demostrar a tus hijos cariño y comprensión, con mimarlos.
Y algo de ello entiendo en las palabras del juez Calatayud (un personaje que me gusta y al que admiro por sus hechos, aunque en esta ocasión tenga que matizar sus opiniones) cuando dice en El País que: "Hay que poner límites a los hijos desde el primer minuto de vida. Luego cuesta más". Lo siento pero no... poner límites no creo que sea lo que se pretende a esas alturas, porque el entendimiento de un bebé no da para tales razonamientos. Por supuesto, no siempre vamos a poder atender a un niño cuando lo demanda y los "límites" van a ir surgiendo de forma natural, poco a poco... Y claro está, no le puedo consentir las mismas cosas a Supergirl, con casi cinco años, que a Superboy, con dos. Sencillamente de muchas de las trastadas que hace, Superboy ni se entera. Pero la experiencia me dice que a base de repetirlo muchas veces, se irá enterando.
Hay a quién le molesta también el que se implique a los niños en la toma de decisiones desde edad temprana. En el artículo de ABC se leía una frase que se me quedó marcada. La idea era algo así: "Hemos educado a una generación para ser demócratas y nos ha salido una de tiranos". No puedo estar más en desacuerdo. Porque educar en democracia no es sólo educar en los derechos, sino también en las responsabilidades que conlleva tener tal libertad. Dicho de otro modo, si no dejas que los niños sufran las consecuencias de sus decisiones, no estás educando en democracia (por eso es necesario, más o menos, decidir qué cosas van a poder decidir ellos y cuáles son competencia tuya el decidir: si van a salir a la calle en invierno a dos grados bajo cero, yo decido el abrigo que se ponen... ellos pueden decidir qué ropa quieren ponerse debajo... Me encanta la frase de Jesper Juul en El País: "Nuestros abuelos decían siempre "no" (por seguridad) y los padres de hoy "sí" (por seguridad). Hay que decir "sí" o "no" por convicción").
Y sí, attachment parenting y todo, en mi casa hay normas: nos sentamos una tarde los cuatro juntos y decidimos qué era especialmente importante para la familia en su conjunto: cosas como no pegar, recoger los juguetes, no gritarnos... Luego hicimos una lista con unos preciosos dibujos y textos, parecida a esa que hay abajo. Como todas las normas escritas, hay días en que nos cuesta más seguirlas que otras, días en que alguno las quebranta y los demás le tenemos que recordar que existen, días en que la infracción es grave y hay que "rehabilitar" al infractor. Y creo que como límite es sano y suficiente.
Es más, si me apuran, no creo que sea necesario poner más límite que aquellos dos que me dieron mi Superpadre y mi Supermadre, respectivamente, hace algunos años: "Hija, que cuando te mires por las noches al espejo, puedas sostenerte la mirada sin vacilar después de pensar en todo lo que has hecho durante ese día" y "Tu libertad empieza donde acaba la libertad de los demás... no le hagas nunca a nadie lo que no te gustaría que te hicieran a tí misma"... Ya les he transmitido a los Supernenes, con mayor o menor fortuna, mi carga genética. Si soy capaz de transmitirles también estas dos máximas como carga cultural, creo que moriría con la satisfacción del deber cumplido.
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Hace 16 años
7 comentarios:
Cada niño es un mundo. Es un tópico, pero es cierto. Hay niños con los que puedes apelar a su sentido de la responsabilidad y otros con los que es más difícil. No hay fórmulas mágicas, hablar generalizando siempre es injusto y complicado.
Y conste que he dicho niños. Que no es lo mismo tener diez años que tres.
Está claro, compa, que tienes claro cuáles son tus pautas en la materia, y no creo que pueda rebatirte ni objetarte un solo puntito. Amén...
Feliz inicio de año y un abrazo muy fuerte.
Bueno, madre reciente, yo cada vez estoy más convencida de que esto de criar niños es un arte... yo tampoco creo en fórmulas mágicas, del attachment parenting me convence que siempre intenta buscar un equilibrio de lo que le conviene a todos los miembros de la familia y que tiene en cuenta lo que somos biológicamente (a mí lo de escuchar disciplina unido a la palabra bebé es que me da risa).
Manuel, pues las pautas las puedo tener claras, pero como soy humana, muchas veces llevarlas a la práctica no lo tengo tan claro. Y siempre se me puede rebatir u objetar, que para eso estamos, para escuchar opiniones buenas y distintas ;)
Un supersaludo
Decía Feynman que no hay nada más práctico que una buena teoría, y ésta lo es. Madre reciente, claro que no hay fórmulas mágicas, pero sí hay guías y principios que ayudan a razonar. La aplicación a las situaciones concretas es lo que es un arte.
Tu post me ha tocado más de lo que crees, SW. Ya te diré por qué.
Ah, y feliz año a toda la superfamily!!
Estoy de acuerdo en la mayoria de lo expuesto.Despues los hijos tienen su caracter y uno sobrevive como puede,pero esta bien tener unas bases tan bien cimentadas como las expuestas.Un abrazo y buen viaje.Curiosa
Qué obsesión con el tema de los límites. Normalmente ni siquiera las eminencias que hablan de ellos, los definen, así que seguramente es uno de esos temas en los que cada uno piensa una cosa, piensa en situaciones diferentes (las vividas en su casa)... pero es bonito decir eso de que los niños necesitan límites. Viste. A mi es un discurso que suele resultarme vacío.
En casa también hay normas, de sentido común (bueno, nuestro sentido común, que eso también varía de casa en casa). Son pocas y claras. Hay muy pocas confusiones.
Me ha gustado que se cite a Jesper Juul en el País. Voy a leer los textos enteros sólo por esa cita.
Maite
Había leído algo de Juul gracias a tí, Maite... y verdaderamente después de las dos frases del País, me quedan ganas de leer bastante más... cuando termine con mi examen.
Un supersaludo
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