Normalmente cuando un alemán te vuelve loca, suele ser el Alzheimer (y perdonad por el chiste fácil, como dice mi amigo el Yvi, no paso de mero) o es que has tropezado con un burócrata. No he encontrado todavía ningún otro país donde las cosas estén tan medidas, pesadas, estandarizadas y burocratizadas como aquí.
Para los que me piden señal del grado de apego a la norma de los alemanes, siempre suelo contar la anécdota del café con hielo: hace unos años pedí en Berlín un café con hielo, teniendo la precisión de puntualizar que no era un café con helado (Eiskaffee) lo que quería tomarme, sino un espresso con unos cubitos. La camarera se negó en rotundo a atenderme. Le pregunté si tenían café (respuesta afirmativa) y cubitos de hielo para las bebidas (de nuevo respuesta afirmativa). ¿Cuál era entonces el problema? Que no había manera de tarificarlo y por lo tanto no me lo servía. Y no hubo manera, me tuve que pedir un refresco de cola para aplacar el mono de cafeína que sentía en aquel momento.
Vamos, un paraíso de las normas establecidas... ¿o no? Porque cuando te conviertes en madre de familia, empiezas a experimentar el lado oscuro: la entrada en la guardería. O como pongo en el título, donde el sistema es que no hay sistema.
Debido al tema del idioma, nos topamos pronto con semejante problema. Decidimos que era bueno que Supergirl pasase un par de horas al día en un ambiente netamente germanoparlante al cumplir el año. Y por supuesto, preguntamos a los conocidos que ya tenían hijos dentro. En principio fenomenal, porque existe una red de guarderías y cuidadoras públicas (Tagesmutter o madres de día) estupendo y subvencionado por el estado... Todos los niños mayores de tres años tienen derecho a una de esas plazas. El problema es entrar. Porque no hay ni una sola norma escrita, dictada o siquiera precedente sobre como conseguir una plaza. Los centros son públicos, pero su gestión es privada. Y la transparencia no existe. No hay listas de espera, o sólo las hay a veces, o de repente pasas a ser el segundo en la lista de espera a ser el número doce (eso les pasó a unos amigos míos). No hay tampoco criterios de admisión como la cercanía o la renta de los padres... el único tema garantizado parece ser que si consigues meter a un niño dentro, la reagrupación de hermanos está garantizada.
La última vez tuvimos la suerte de encontrar una guardería que empezaba a funcionar como tal y por lo tanto no tenía problema de plazas al lado de nuestra casa. Pero con la mudanza a otra ciudad, estoy inmersa en una lucha con la hidra de siete cabezas (por todos los frentes que tengo abiertos). No hay plazas libres en diez kilómetros a la redonda. La alternativa es llevarme cada día a Supergirl a hacer una excursión al otro lado de la ciudad y luego recogerla para ir a buscar a su hermano (Superboy, que no tiene derecho a plaza ninguna, ha encontrado una relativamente pronto) Menos mal que contamos con la ayuda de unos vecinos que dicen que han oído que a lo mejor hay una plaza libre en Agosto que "sólo" nos pilla a doce minutos en coche... Por si acaso ya me he plantado en la guardería de la vuelta de mi esquina, con los dos Supernenes debajo del brazo, explicando que cualquier plaza que pueda quedar libre en un futuro, nos la quedamos.
Por no mencionar que el tema de hacer entrevistas de trabajo, como que lo tengo un poco parado... ¿no? Y el ánimo un poco por los suelos, porque la niña es tan social como su madre y pregunta a ratos porqué no puede tener amigos aquí (sic).
La foto como siempre la he tomado prestada del CMA
Crisis/Crisis
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Este blog está sufriendo en estos momentos una crisis. Me he dado cuenta de
que no tengo tiempo para un proyecto tan ambicioso como el que quería, pero
p...
Hace 16 años
2 comentarios:
Eso mismo pasa en Dinamarca. Hay una red de guarderías y de cuidadores (lo mismo que las Tagesmutter) muy eficiente, que me da envidia que en Espanya no se empieze a pensar más en eso. Pero a la vez tienes que esperar a que haya plaza. A los cuatro meses tienes que apuntar ya a los bebés a la guardería que prefieres que vayan. Al anyo suelen empezar si tienes suerte. Por ejemplo Felix está apuntado para empezar a los cuatro meses pero ya sé que por lo menos hasta el anyo no tendrá plaza. Yo no tengo "prisa" pero si tienes que volver al trabajo o a la universidad pues si que te puedes estresar un poquito. Pero luego sabes que estará bien cuidado todos los día de 07 a 17 si quieres. Es una tranquilidad... Es Espanya seguimos tirando de abuelos. Si pasas por delante de algún colegio a la hora que salen los críos te das cuenta que esta lleno de abuelas esperando!
Me he acordado de lo que dice la constitución, que todos tenemos derecho a una vivienda digna. El problema es implementar eso, ¿verdad? Pues lo mismo con lo de las guarderías, supongo.
A veces, yo tengo más fe en el orden dentro del caos que en el sistema. Me explico, porque sé que suena fatal. Creo que, en estos casos, antes o después las cosas se arreglan. Osea, que encontrarás plaza para SG sin tener que recorrer toda la ciudad. No sé si es fatalismo o exceso de confianza, pero siempre pienso que las cosas se arreglan "a pesar" de nosotros.
Hay que decir, de todas formas, que mi hija mayor ya está mentalizándome para que me encargue de sus hijos en el futuro. Eso se llama ser precavida (¡espero que sea sólo eso!)
Por si acaso, suerte...
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