Empecemos conque he dormido unas cuatro horas y ni siquiera han sido seguidas, sino en intervalos cortos. Parte de lo que intenté dormir ha sido en los asientos de varios vehículos. Me duele la cabeza horrores y la espalda no te quiero ni contar.
Aunque siempre juramos y perjuramos que no vamos a caer en la tentación, lo cierto es que nos surgen esas ocasiones en las que no tenemos más remedio que desplazarnos a España toda la familia y con márgenes mínimos de tiempo. Por ley de Murphy, siempre se nos complican dichos desplazamientos con cosas tales como retrasos varios del avión, averias inoportunas del coche y climatología adversa de narices (he llegado a pensar que entre el aeropuerto de Berlín y mi casa la lluvia es un estado permanente). He de decir que en esta ocasión, al menos, el motivo era de alegría y el desenfreno del fin de semana ha merecido la pena.
Aparte, tendría que haber dormido una siesta larga por la mañana, claro, pero a ver quién es el chato que se mete una siesta con la luz que entra por la ventana a raudales. Así que al final he caído muerta cuando menos podía hacerlo, despertándome con el tiempo justo para salir y desplazarme el medio kilómetro que me separa del sitio donde SG, supuestamente, tendría que tener las clases de lengua materna (en su caso elegimos el inglés). ¿Os podéis creer que las famosas clasecitas de inglés las ofrecen a las dos de la tarde y tienes que llevar tú a la niña entre los dos colegios? Vamos, lo ideal para unos padres que pretende currar a jornada completa... pero vamos, esa es la mentalidad alemana, la niña ya tiene edad de ir sola según ellos.
Así que camino con prisa y maldigo el momento de imprevisión (y la salida a lo zombi aún con sueño) que me han hecho dejarme el paraguas en casa, menos mal que no llueve... durante los cien primeros metros. Según se ha hecho demasiado lejos para retroceder, empiezan a caer chuzos de punta con unas ráfagas de viento frío que uno no se puede creer que ayer mismo estuviera en bermudas a más de treinta grados. Y encima una piensa que en realidad no hay mal tiempo, sino ropa inadecuada (bueno y tal vez demasiada cabezonería, porque la gente que no iba preparada para el clima se está metiendo en los soportales y yo sigo emperrada en caminar) y maldice hasta en arameo la imprevisión mientras se cala de lluvia hasta arriba. Y como suele pasar en estos casos, cuanto más calada y hundida se siente una, más agua cae del cielo.
Al llegar, conozco a la profe de inglés en cuestión y aunque no me puede dar ninguna alternativa a mi caso, es la mujer que mejor impresión me ha dado de todas las que llevo conocidas en en curso escolar... El año que viene no me pillan, organizo el horario con antelación para que la niña no se pierda la lectura en la lengua de Shakespeare.
El médico me ha dicho que no tengo que pretender llevar todo bajo control, que tengo que delegar responsabilidades e improvisar (¿en quién? ¿en los niños? porque el pobre SM está más que delegado). No puedo, no me sale en un país en el que me están preguntando ya si vamos a llevar a los niños a la guardería en las vacaciones de octubre y todo lo que miramos está ocupado desde hace siglos por esas fechas. Ya no se encuentran billetes baratos para Navidades (¡con cuatro meses de adelanto!). Tendríamos que volver a hacer la machada de ayer: llegar a Berlín a las once de la noche y a casa a las dos de la mañana (eso sin retrasos). Y a las seis y media, otra vez en pie para el cole.
Menos mal que también me ha dicho que puedo llorar siempre que quiera, que no reprima las lágrimas, así que voy a tener una rabieta de las de espanto: con gritos, chillidos y pataleos... me pregunto porqué reprimimos a los niños, si lo cierto es que se queda uno como la seda después de una así...
Antes de que empiecen los ánimos conmiserativos, aclaro que lo de hoy es eso, una rabieta con llantina. Estoy contenta con mi vida, estoy en cambio y cada año que pasa, estos alemanes me pillan menos desprevenida ;)
Ale, voy a descoyuntarme (SM dice que en los ejercicios de cervicales parezco la niña del exorcista) y a la cama. Mañana os cuento el viaje que da también para un rato.
Crisis/Crisis
-
Este blog está sufriendo en estos momentos una crisis. Me he dado cuenta de
que no tengo tiempo para un proyecto tan ambicioso como el que quería, pero
p...
Hace 16 años
6 comentarios:
Yo también acabo de llegar. Atravesar una España achicharrada en coche no es precisamente lo que yo llamo el viaje ideal, pero hemos llegado y estamos bien.
Nos leemos, SW.
Hala hija, a descoyuntarte que te lo has ganado :)
Dí que si, que una buena llorera de vez en cuando sienta genial. Luego queda así como un sueñecito, ideal para echarse la siesta...si es que te dejan!
Un buen periplo, si señor. Descansa y aquí esperamos las noticias de ese viaje. Biquiños.
Por este orden, te recomiendo:
. Yoga
. Un buen osteópata
. Viajar a España en avión, que además es más barato.
Que conste que ni estoy de broma, ni es conmiserativo. Besos, A.
Del viaje en avion hablo luego, cuando tenga tiempo Andres... (tu sabes el cargo de conciencia que me da pensar el aumento de CO2 que produce cada visita de la Superfamily a España).
Llevo toda una semana preparando dos charlas que tengo que dar en publico y es lo que me tiene loca (y no me permite ni actualizar el blog).
Un supersaludo
Publicar un comentario