Advertencia: Si has llegado a esta entrada intentando superar una aviofobia galopante, te recomiendo que busques ayuda mejor aquí: en inglés o español... Si andas ya en fase de superación del tema, puedes seguir leyendo, puede que lo que leas te arranque una sonrisa.
Vale, sé que no tendría que confesarlo en alto, pero parte de lo que me hace sentirme tan absolutamente incómoda en mi disfraz de Superwoman es que sufro de un terrible miedo a volar. El hecho de compartir semejante desliz con una persona tan inteligente como la amiga Poeta (que ahora mismo se lo tiene que estar pasando en grande en Storrs... te va a ir de fábula el sábado, niña), no hace menos vergonzoso el hecho de que cada vez que me tengo que montar en un avión me surjan pensamientos sobre mi propia mortalidad. Y no voy a quejarme, qué hemos avanzado mucho desde el mes y medio de llanto que me costó tomar un mísero vuelo a Irlanda cuando había dejado de volar por completo.
Lo bueno del caso es que cuando uno tiene miedo a volar, cada nuevo vuelo es distinto, diferente, una aventura que contar: desde el vuelo anterior a mi boda, un par de días después del 11-S, donde se notaba claramente que no era la única muerta de miedo en aquel avión... siempre agradeceré a aquellas azafatas que me dejaran viajar con mi traje en la cabina, cuando en aquellos días no se permitía llevar absolutamente nada de equipaje de mano (y raro en un vuelo de línea regular, aplaudimos todos al piloto al tomar tierra en Madrid) hasta aquel Londres-Osaka que por poco me cuesta el divorcio (del pánico que me entró al ver aquel 747 tan grande pensé en abandonar a Superman y quedarme en tierra). ¿Cómo se las apaña una en situación semejante?. Pues hay cinco cosas que siempre sirven de ayuda, aunque a veces como todo pueden fallarte...
I- Ejercicios de respiración: Útil y nada complicado, aprender a respirar bien, concentrarte en como respiras, puede alejar tu mente de pensamientos un tanto macabros.
Contraindicaciones: No es una técnica a utilizar cuando estás embarazada de algunos meses y se te empieza a notar la barriga... según empiezas con la respiración profunda, notas la cara de pánico de la señora del asiento de al lado, que empieza a lanzar miraditas alternativas, ora a tu tripa, ora a la azafata. Por mucho que procures hacerlo de una manera más disimulada, el mosqueo de la buena señora, que piensa que te va a dar por ponerte de parto inmediatamente, dura ya todo el viaje.
II- Buscar apoyo de la gente que conoces: La mayoría se mostrarán encantados de decirte lo seguro, tranquilo y maravilloso que resulta volar...
Contraindicaciones: Se calcula que una de cada cuatro personas tienen un grado mayor o menor de aviofobia, te puede salir el tiro por la culata y encontrarte con alquien que tiene todavía pensamientos más macabros que tú.
CONTINUARÁ...
Crisis/Crisis
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Este blog está sufriendo en estos momentos una crisis. Me he dado cuenta de
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Hace 16 años
6 comentarios:
¿sólo 1 de cada 4? ¡Mucho más! Y la pregunta del millón es: ¿qué te da más miedo, cuando el avión despega a toda hostia y parece que no levanta nunca (¡venga, levanta ya cabrón, levanta ya!) o....
cuando baja pegando trompazos de lado a lado en medio de una tormenta (¡venga cabrón, pósate ya, pero con las dos rueditas a la vez, no una de un lado y después la otra, ¿vale?).
¿Cuál de las 2? Besos, Am
Compa Superwoman, aquí tienes a un aviófobo convicto y confeso. Y eso que sólo he tomado dos aviones en mi vida -los de las vacaciones a Mallorca (ida y vuelta, naturalmente, aunque la vuelta poco faltó para que la hiciera mejor a nado...) en el glorioso verano expolímpico del 92...-. Sería el churro de aviones en que viajé, o que uno es más de tierra que una patata, pero el caso es que lo pasé fatal de la muerte. Hasta el punto de que, hasta la fecha, aquí andamos. Que ya me dirás cómo me las voy a apañar para llegar a mi Buenos Aires querido, el día que toque...
Un abrazo muy fuerte, buen fin de semana y hasta pronto.
Yo no tengo miedo a los aviones, tengo pánico a que me pierdan las maletas, soy tan caracol... La primera vez que cogí un avión fue para cruzar el atlántico, y pasé miedo sí, pero en guatemala city viendo que mis maletas no llegaban, pero llegaron claro y a la semana siguiente estaba montada en una avión de helice cutre, cutre, para llegar a tikal, ese día no sufrí nada, la maleta estaba en el hotel.
Un beso, Miriam G.
Andrés, el miedo real se pasa... en el momento en que con dos niños hiperactivos y muertos de sueño, una voz anuncia por el altavoz que van a volver a retrasar una hora más tu vuelo (así entre nosotros, yo le tenía más fobia a los despegues que a los aterrizajes, a mayor combustible en el avión, mayor la posibilidad de barbacoa).
Manuel, a Buenos Aires queriiiido, se va en barco, como en los tiempos del maestro Gardel.
Miriam, en una de esas me vi obligada a usar las bragas de mi suegra (eran nuevas, pero de mi suegra). Desde entonces vuelo con una muda en el bolsillo (por si acaso me obligan a abandonar el avión con lo puesto).
Pues yo en los aviones de lo único que sufro es de terribles dolores de oído con la presión.....
Bueno, sí, a veces me asaltan pensamientos macabros, pero no me impiden volar.....
Uy, soy Malena. Besos, jajaja.
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