Por una parte estas fiestas son la única oportunidad anual que tenemos en muchas ocasiones de ver a familia y amigos que dejamos atrás en el afán de volar por el mundo. Y eso me gusta, sinceramente no puedo dejar de desear que lleguen estas fechas para poder volver a encontrarme con un sistema de referencia querido y conocido...
Por otra parte soy consciente de que estas fiestas se han convertido en aquello que nunca debieron ser. Leía el otro día la entrada de Rachel (que está pasando las Navidades en Inglaterra pero trabaja de comadrona en Malawi) en "Birthing a Dream" y el fragmento que os traduzco me ponía los pelos de punta, porque es exactamente lo que siento cuando llegan estas fiestas... y desgraciadamente siempre he pertenecido a una sóla de estas realidades. Y me gustaría siempre que no se convirtiera en derroche desenfrenado...
Después de hacer una pequeña excursión al centro comercial cerca de casa, me encuentro afectada por toda suerte de sentimientos confusos y emociones y no puedo dejar de pensar en mi vida en Lilongwe tan diferente, tan lejos de lo que estoy viendo y viviendo estas pocas semanas. Miro a la gente que se apresura a mi alrededor realizando sus compras de Navidad y que parece ignorar por completo lo que ocurre en Malawi a mis mujeres y bebés pobres. Quiero gritar y chillarles que dejen de gastar su dinero en trivialidades, ¿qué importancia tienen? No se dan cuenta de que a pocas horas en avión la gente está sufriendo, está hambrienta, no tienen nada, no hay regalos, no hay chocolate, no hay almohada donde apoyar la cabeza, ni zapatos para ponerse en los pies. Diferentes países, diferentes realidades.
Me gustaría poder salirme del círculo vicioso, pero no lo hago. Ayer estuve en un centro comercial, comprando libros para los más peques de la casa (esa es mi pequeña rebeldía, siempre seré la tía que regala juguete puramente educativo). Sentía esa misma sensación de estar metida en medio de una locura y no saber como escapar.
Y a pesar de eso, me gusta la Navidad: las risas de mis hijos, la familia entera reunida (en mi caso, la que queda sentada en la mesa, bien avenida), los olores, las tradiciones...
Feliz Supernavidad a todos, aunque sea un poco contradictoria...
5 comentarios:
Yo también la odio a muerte, querida SW (por sus connotaciones consumistas y catoliconas); aún así, os deseo una buenísima entrada en el nuevo año: un beso para tí y los SN, y un abrazo para el gran SM. ;) Am
Pues ya sabes que a mí me gusta porque lo conté en el blog, disfruto de estas fechas, aunque a estas alturas no hayamos puesto ni medio adorno en casa.
La gente interesante suele ser contradictoria en muchos aspectos.
Y feliz Navidad :)
SW, yo odio la navidad por múltiples y variadas razones...
Aún así, te deseo Felices fiestas.
Nosotros hemos reinventado nuestra propia navidad, como un traje a medida. Y nos ha ido muy bien :)
Ay, yo también soy "esa" tía. Qué caras más raras me ponen a veces mis sobrinos...
maite
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