Una amiga me comentaba ayer que ella tambien había estado un día entero incomunicada (me pasó la semana pasada, cuando murió mi móvil el mismo día en que tenía que haber recibido sopotocientas llamadas de felicitación) pero que en su caso era por algo sin tanto glamour como viajar (estaba haciendo evaluaciones, es maestra).
Así que no sé porque me quejo de mi trabajo. Mi curro tiene "glamour" porque viajo: mi empresa es mejor que el Corte Inglés porque una semana de cada mes es la semana fantástica y eso significa que no sabes con qué delicia van a sorprenderte los clientes en esta ocasión...
Como hace unos días, cuando me pasaba lo de la letra de aquel cuplé de principios del siglo pasado (sobre los viajes con la RENFE): sabía que salía de viaje, pero no cuándo (ni dónde) llegaba. Digamos que arreglé los papeles para viajar hasta la capital y de alli, dependiendo de la respuesta del cliente, pues decidia si me volvia para casa o me dedicaba a volver a hacer el gran tour teuton en cuatro dias... No admito apuestas sobre cual de las dos posibilidades me toco.
El martes con toda la ruta confirmada, mi maleta habitual y mis listas de auditoría, me puse en camino. Bueno, casi. Primero los de la compañía de alquiler me obsequiaron con una glamourosa "búsqueda del coche" no planeada que duró más de tres cuartos de hora. Pero vamos a contarlo con detalle: las llaves del coche se las dejaron al portero del edificio y cuando bajé con la idea de marcharme, me señaló vagamente que el coche estaba aparcado "por allí". Tras dos vueltas al parking de mi empresa y a la manzana, ni rastro. Volví al edificio y alisté la ayuda de un compañero más jóven y con mejor vista que yo. Cuando me pidió las llaves para comprobar la matrícula y por un momento observé un cierto destello de envidia en su mirada...
- "Te ha tocado un BMW serie 5"

De acuerdo, ésta es seguro una de las partes de mi trabajo que de verdad tiene glamour. De cuando en cuando la empresa de alquiler de coches te deja en la puerta un supermodelazo. Lástima que a mí el tema de los coches no me ponga lo más mínimo. Lo único que me vino a la cabeza tras esa declaración y las dos vueltas al aparcamiento, es que tal vez hubieran robado el coche.
Para resumir una historia larga, tras varias llamadas a la empresa de alquiler, más vueltas por el aparcamiento y alrededores, una entrada a saco en las oficinas de otra empresa para que nos abrieran el aparcamiento subterráneo y muchos, muchos nervios, el coche apareció. Lo habían dejado en el aparcamiento de otra empresa, unos cien metros más allá.
Y ahora os confieso porqué no me gusta que me den coches demasiado sofisticados: el coche es mucho más inteligente que yo. Tardé diez minutos en encontrar la manera (superautomatica) de regular el asiento y los retrovisores, quitar el freno de mano me costó un triunfo y cuando por fin me puse en marcha por poco me estrello porque de repente hubo una "aparición mariana" en mitad del parabrisas (al parecer es un nuevo modelo de navegador, que proyecta la imagen. Pero si no te avisan el susto que te da es morrocotudo).

Pero no voy a quejarme más, que bastante es que tenemos trabajo y clientes. Lo que importa es que al final de cada noche tengo un glamouroso lugar donde caerme muerta, que de momento nunca me he perdido a pesar de tener que irme casi siempre donde Cristo pegó las tres voces y que gracias al dinero que gano me puedo permitir ciertos caprichos como tener cámara propia que es capaz de hacer fotos en la oscuridad (aunque el grano salga gordo y las tenga que editar para que sean aceptables).
Mayor glamour no se puede pedir, aunque me suponga escribir los post con semanas de retraso porque no paro quieta.