Empiezo a escribir esto desde un vagón de la Deutsche Bahn, reuniendo lo poco que queda de mis fuerzas y de la batería de mi portátil (tendría que estar currando, pero no quiero perder ninguna información relevante si la batería casca del todo). Cuando llegue a casa pienso ponerlo editando tan solo la ortografía y poniendo un par de fotos.
Llevo una semana de estas de “conozca usted Alemania a costa del trabajo”. Así que la verdad es que me costo ponerle titulo a esta entrada. He estado barajando varios (“Si hoy es martes, esto es Wiesloch”; “Extraños en un tren”; “El viaje a ninguna parte”...), pero todos ellos sonaban ya familiares y ocupados. Así que me he decidido por una frase que el amabilísimo revisor del tren que nos llevo el lunes de Hannover a Bremen no paraba de repetir. Sobre todo para agradecer esa amabilidad excesiva, que como la de la drama-mama, termino por hacernos reír a todo el tren (y eso que llevábamos un retraso considerable y en algunos momentos estuvimos parados en mitad de la nada debido a un accidente en la vía). En el viaje de vuelta, con dos horas de retraso acumuladas, casi que nos costo mucho mas reírnos cuando cancelaron el ultimo alta-velocidad a casa y tocó volver en un regional que paraba en el doble de estaciones.
Pero al menos cuando ves al personal intentando cooperar en lo que puede, aunque no puedan solucionarte el retraso, disminuyen también tus instintos asesinos. Lo digo mas que nada porque acabo casi de provocar una rebelión, con linchamiento de revisor incluido, casi sin quererlo con una sencilla pregunta: ¿por que no funciona el enchufe que hay en mi asiento? La verdad es que el revisor era uno de estos elementos a los que les das un uniforme y se creen Nabucodonosor (el lunes, en las dos horas de retraso, aproveche para ver un vídeo de opera en el portátil... ¡sublime! el enchufe aquel día si funcionaba). Me ha contestado un poco soberbio que el tren no es una compañía eléctrica y que ya vería si en la siguiente parada se podía hacer algo (no ha debido de funcionar, el enchufe sigue sin dar corriente).
Digamos que yo llevo una semana muy mala, que hoy llego a la una a casa y tengo que levantarme mañana a las seis para ver a otro cliente y además mi arma favorita es la palabra (por desgracia en alemán la mitad del personal no me entiende las puyas, lo cual disminuye mucho el efecto deseado). Así que he considerado que era una batalla perdida de antemano y estaba demasiado cansada para lucharla... pero mis vecinos de asiento (uno de ellos también tirando de portátil) han decidido que no. Y se ha armado una pequeña marimorena (en un país mediterráneo, por algo semejante, se hubieran dado un par de os...). Aquí se han acusado mutuamente de frescura (casi sin levantar la voz, el cabreo se detecta sobre todo en en el tono vibrante), se han pedido la documentación mutuamente y el cliente presentara una queja en cuanto se baje del tren, casi seguro.
No es que la semana que viene vaya a ser mejor: en lugar de la compañía de ferrocarril, estaré en manos del servicio médico. Pero al menos, qué narices, planeo estar tumbada a la bartola y no moverme mas que para ir al servicio en un par de días, hay que mirar todas las ocasiones de modo positivo. Y tener ante todo muuuucha paciencia.
Se me acaba la bat...
Crisis/Crisis
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Este blog está sufriendo en estos momentos una crisis. Me he dado cuenta de
que no tengo tiempo para un proyecto tan ambicioso como el que quería, pero
p...
Hace 16 años
9 comentarios:
Madre mía, qué odisea, a ver si tienes ya un poco de descanso, porque te lo has ganado a pulso. Besos
Este verano, concretamente en junio, hubo una emergencia en pleno vuelo en un avión camino del JFK.
Hubo que volver a Madrid y, lo que iba a ser un viaje de ocho horas, se convirtió en una pesadilla de dos días y larguísimas horas de espera en un aeropuerto, concretamente en una zona de donde no nos dejaban salir.
Finalmente ese avión no salió porque no se pudo arreglar la avería, por lo que a los sufridos pasajeros se los colocó como se pudo en otros aviones, destino cualquier punto del mapa, donde pudiese haber una conexión posible con New York city; dos días después.
El comportamiento de los sufridos pasajeros del país mediterráneo (España) fue digno de ser grabado; se comportaron con una educación y un saber estar exquisitos, que valió la felicitación de todo el personal del aeropuerto de Barajas.
A lo mejor es que tenemos más fama que otra cosa, porque yo estuve allí, esperé como una los 178 pasajeros más, y no vi ni el más mínimo amago de bronca/discusión.
Ju, lo de la bronca-discusion como digo acompanya el talante de los que te tratan. Si veiais que la gente estaba por solucionaros la gracia, pues eso, que no te puedes enfadar con ellos, que culpa tienen de que tu enchufe o el motor de tu avion no funcionen... Yo si que he visto, por desgracia, reacciones feisimas, tanto de mediterraneos como de nordicos. El tema es que el personal que esta cara al publico tiene que tragarse ciertas cosas y por supuesto, no comportarse como si fueran dioses porque les han dado una plaquita que pone "revisor".
Un supersaludo
Ese final, compa Superwoman, te ha quedado la mar de hitchcockiano…. En cuanto a los episodios que nos cuentas, bueno, naturaleza humana pura; una versión “documental” de la celebradísima peli “Un dios salvaje” de Polanski (la ví ayer mismo y estoy enfrascado con su crítica), cómo nos portamos y reaccionamos. Poco nuevo bajo el sol, por lo que veo (o bajo la niebla, que tanto da…). En fin…
Un fuerte abrazo y buena semana.
SW:
Como dijo alguien que no recuerdo: "muuuuucha paciencia" jajaja ;)
Uf, uf uf... qué odisea!
Estaré pendiente la semana que viene... mucha suerte.
Pues como el ying y el yang: esta semana movidita para descansar la próxima.
Esperemos que todo con fruto positivo!
Saludos navideños!
Dios que stress...la paciencia en estos casos es dificil de mantener...
nunca_funciona_el_enchufe_que_hay_en_los_asientos (#siesquetieneuno). Un beso, A.
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