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Sigo instalada en los "taitantos" y los abuelos siguen a hacer puñetas de aqui... Pero al menos el marido parece haber sentado el trasero, duermo algo por las noches y mi carrera laboral empieza a parecerse a algo. Lo que sigue siendo interesante es mi red de apoyo variopinta, internacional y virtual y las aventuras de la Superfamilia espero... Pasa y acomodate.

martes, octubre 19, 2010

Hoy, programa doble

Porque no pocas veces leo en la prensa dos o mas noticias que me llaman la atención tanto, pero normalmente me faltan las fuerzas para comentarlas. Vamos a aprovechar hoy que la vuelta de vacaciones me tiene todavía intactas las fuerzas. Eso sí, me temo que me van a salir dos entradas repletas de ironía...

* A mala leche
La foto no tiene despojo, parafraseando a mi amiga Miriam G, "que alguien por favor se encargue del estilista... pero que parezca un accidente".



Pero es que no sólo se les puede acusar de un mal gusto extremo. El artículo que le sigue no es mucho mejor. Si lo que querian es crear polémica, creo que lo han conseguido. Lo que me parece peligroso es que hay múltiples puntos en los cuales la periodista en cuestión patina más que anda:

1/ Curiosamente he pasado mis vacaciones en una granja especializada en la producción de leche (de vaca). Así que puedo explicarle de primera mano a la perpetradora del artículo (que apareció el domingo en el suplemento de "El Mundo") que hoy en día, los terneros recién nacidos toman biberón (los primeros días, eso sí, con el calostro de la madre para que el bicho crezca robusto, pero me da miedo hacer una afirmación tan cercana a las tesis de la LLL aunque esté apoyada por sólidos estudios científicos, no me vayan a calificar de talibana de la teta). Así que realmente, mamá vaca en todo caso se parece más hoy en día a aquellas que salen a ganarse el sueldo mientras la granjera de turno le larga al niño la botella de fórmula (por favor, tomesé esta frase en el sentido más irónico de la comparación... me parece absurda por los dos lados, pero si vamos a hacerla, hagámosla con propiedad ;)).

2/ Me encanta la afirmación de la autora de que la lactancia puede producir problemas como las mastitis, las grietas y empeorar la depresión post-parto. Es como decir que montarse en un coche puede provocar que mueras de un accidente. Puede producir todas esas cosas, pero no tiene porque (yo no he tenido una mastitis en cinco años enteros lactando). Si esas son todas las pegas que le pueden sacar a la pobre lactancia materna...

3/ Ya he comentado alguna vez que tengo un gran respeto hacia lo que representa Lidia Falcón (es decir, hacia las ideas del primer feminismo) porque creo que en su día represento lo que había que hacer en esas fechas (y este es un tema tan rico, que se que seguro volverá a salir por otros mensajes). Pero la intervención general de la señora Falcón en todo el articulo es extremadamente parcial: revise su postura, señora, el problema no es la lactancia sino las estructuras que la acompañan... en el norte de Europa feminismo y teta se combinan a la perfección. Y reconozcamos por fin (que ya es hora) que las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer están ahí. El feminismo hoy en día tendría que preocuparse más en integrarlas que en despreciarlas. O eso, o nos quedamos sin siguiente generación...

4/ Y vuelta a comentar que la lactancia nos hace esclavas a las mujeres e impide a otras personas, principalmente al padre, participar en la crianza. SM, te cedo la palabra... porque tú has criado a los dos niños como yo: has lavado su ropa, cambiado sus pañales, les has hecho eructar, cantado, acunado, bañado... por no mencionar el trabajo en la casa, del que me has liberado tantas veces para que yo pudiera dar el pecho con tranquilidad (venga chicas, aplaudidle, es tímido y seguro que si no, no se manifiesta). La persona que iguala la crianza de un bebé únicamente a su alimentación es que no ha convivido con uno de cerca.

5/ Otro punto que me encanta es el sacar de quicio el tema del trabajo y la lactancia. El sacaleches no muerde. Yo he currado intermitentemente mientras daba el pecho a un bebé de seis meses. Una vez estuve una semana de viaje por medio... y sí, la idea al principio me dió vértigo, pero en lugar de leer un reportaje de una persona que obviamente no ha dado pecho en su vida o sabría de que va el tema, le pregunté a una amiga que lo había hecho y no sólo me desmitificó el tema sino que me ofreció una retahila de prácticos consejos que a ella le funcionaron. Con esa tranquilidad, fui capaz de encontrar mi propio camino.
Somos tantas y tantas madres que hemos lactado trabajando, tantos ejemplos distintos, tantos horarios distintos... que creo que con un poco de buena voluntad se puede conseguir. Basta que alguien te diga que puedes. Si acaso, vuelvo a insistir en lo que dije en el punto 3, ¿por qué no intentar adaptar el trabajo a la lactancia de verdad y no al revés?

6/ Y la guinda que colma la tarta: la afimación, en letra resaltada además que copio textualmente: "Los informes a favor de la lactancia sugieren que hay beneficios, pero hasta ahora no hay pruebas concluyentes". No quiero pensar mal, pero esa frase es o muestra de una desinformación terrible o está sugerida (como decirlo sin que suene demasiado mal) por intereses determinados. Dicho de otro modo: esto me huele a tabaco, donde por cierto, tampoco había "pruebas concluyentes" de la evidencia. O a los principios de la Termodinámica donde tampoco hay pruebas concluyentes de que se cumplan(pero supongo que esta fina ironía la he malgastado en la periodista). Importante es que no existe ningún estudio que pueda probar la superioridad de las leches artificiales a las maternas, tanto es así, que sólo dos productos llevan una advertencia de salud tan tajante en sus envases: el uno es la leche maternizada, el otro ya lo he mencionado más arriba.

Y repito aqui (mejor redactadas y extractadas) partes de la intervencion que he tenido esta mañana en otro foro sobre el tema:

"Por favor, entendedme bien. Esto no es una guerra entre la que da el biberón y da la teta. Existen muchas mujeres que no dan el pecho bien informadas y es su elección, no la comparto, pero doy mi vida porque esa elección exista. Y la mayoría de esas no se molestan al escuchar que la leche materna es el mejor alimento para el bebé y no comparan dar el biberón con dar el pecho. Existen también otras que te cuentan historias para no dormir sobre porqué no pudieron dar el pecho y al menos a mí, esas me molestan más. Entre medias, hay un grupo que han tenido dificultades y han estado mal aconsejadas, han sufrido presiones para dejarlo (acabemos con el mito de que los profesionales de la salud están a favor de la lactancia materna: si acaso de boquilla, pero cuando yo he tenido un problema en mis carnes, me he tenido que sacar las castañas del fuego solita acudiendo a profesionales que sí que sabía que apoyaban mi decisión de dar el pecho a mis hijos: no basta con decir las cosas, hay que ofrecer soluciones), han tenido problemas post-parto, poco apoyo en sus casas o en el trabajo... y contra todas esas cosas, contra ese sistema es contra el que protestamos las que apoyamos la lactancia materna. Hace dos o tres generaciones, la gran mayoría de las madres daban el pecho a sus hijos de manera prolongada. Hoy en día no llega al 20% las que continúan con la lactancia cuatro meses después de salir del hospital. No me puedo creer que hayamos perdido la capacidad de hacer algo así en menos de cien años, así que creo que el problema no está en nosotras, las mujeres, que estamos sometidas a una presión brutal por cada uno de nuestros movimientos, sino en la forma externa que han tenido de vendernos la moto."

* La multiculturalidad, bien gracias
Alemania está que trina con el tema de la multiculturalidad. Llevo un mes sin estallar, leyendo sandeces en el periódico sobre el "fracaso de lo multicultural", sobre la "inadaptación de lo extranjero" y por no citar solo a un bando sobre "la historia ejemplar de Özil" (un jugador de fútbol alemán de origen turco) entre otras muchas de este calibre.

Vamos a empezar puntualizando que la multiculturalidad es un hecho. Vivimos en un mundo en el que basta con tomar un avión para plantarte en la otra esquina del planeta en menos tiempo del que se tarda en preparar un cocido completo (con remojo de garbanzos incluido), lo cual me ha permitido preparar ese cocido en lugares tan dispares como Irlanda o Japón. Estamos destinados a ser multiculturales o morir en el intento. Y la multiculturalidad puede funcionar de perlas, hay ejemplos miles y segura superservidora y superfamilia son tan solo uno de ellos.

Vamos a seguir, explicando realmente cuál es el problema, y para ello tengo que introducir dos palabras que se usan a veces como sinónimas, pero que no tienen mucho que ver. Wikipedia dixit:

Integración: así se entiende aquel proceso dinámico y multifactorial que posibilita a las personas que se encuentran en un sistema marginal (marginación), a participar del nivel mínimo de bienestar sociovital alcanzado en un determinado país.

Asimilación: es la manera como se señala al proceso de integración de un grupo etno-cultural tal como los inmigrantes, grupos étnicos minoritarios y otros dentro de lo que se tiene establecido como lo común a una comunidad mayor o dominante. La presunción de que dichos elementos generales son la garantía de la convivencia cultural dentro de un estado o territorio, es la que motiva el inicio de dicho proceso.


Yo estoy perfectamente integrada y me he integrado siempre en todos y cada uno de los países en que he vivido, pero señores me niego a asimilarme. Entre otras cosas por lo que he dicho antes, me pirra el cocido.



Y mi opinión es ésta: el problema, señores, está tanto en los que no quieren integrarse como en los que pretenden que la integración sea asimilación. Y hasta que no lo reconozcamos así, seguiremos a taramazos. Eso sí, el caldito de cocido que me estoy metiendo pal cuerpo entona perfectamente con el clima otoñal por estos lares. Venga para mi casa, Frau Merkel, verá como la sociedad multicultural puede funcionar perfectamente cuando hay ganas de ello.

12 comentarios:

Leia Organa dijo...

UFF! Muy intenso tu post de hoy.

Sobre el tema de la lactancia materna no me pronuncio por principios.

Sobre el tema de la multiculturalidad tengo un master del universo e informacion para un par de tesis.

Mi marido es extranjero, YO soy inmigrante (dentro del mismo pais) y mi trabajo parece una sucursal de la ONU... por eso me encuentro con la suficiente fuerza para afirmar que el ser humano en si NO es racista, lo que es y desgraciadamente da igual la raza o el color de la piel y mucho menos donde te fue tu mama a parir... Dejemonos de paños calientes y afrontemos que somos clasistas!

Si la niña te dice que se ha enamorao de un negro inmigrante que lleva en el pais unos meses con un contrato temporal de trabajo (siempre y cuando tu familia sea blanca) te puede dar un yuyu; pero si acontinuacion te lo presenta y resulta que es el base del equipo de baloncesto de moda... ¿A que la cosa cambia?

Por favor, dejemos de ser taan hipocritas y llamemos las cosas por su nombre!

UF! que agusto me he quedado... gracias por aguantarme el toston que he largado.

SuperWoman dijo...

De tostón nada chica, que te comprendo perfectamente... De hecho, conozco a SM desde inmemoriales tiempos en que los dos, ejem, ejem, teníamos otras amistades intergalácticas... Sí, lo has adivinado, SM estuvo saliendo un tiempo con una sosias de Naomi Campbell nacida en Kenya... y las caras de poker que tenía que poner yo cuando algunos bienintencionados amigos me comentaban que claro, que el choque cultural era muy grande y yo que la conocía sabía que la muchacha tenía un perfecto acento de Oxford y era más "british" que el té de las cinco...
Un supersaludo

Paula Martínez dijo...

Te has quedado a gusto ¿eh?
Para no repetirme sólo apuntaré que a mí lo que casi me provoca una depresión post parto fueron precisamente los biberones. Los que le daban a mi hija sin decirme nada, los que me sugería todo el mundo, porque en esos momentos todos saben mucho mejor que tú lo que tienes que hacer... Pero claro, está feo decir esas cosas, porque entonces resulta que eres una fundamentalista.
¿Sabes quien es todavía mayor defensor de la lactancia materna que yo? Mi marido. Y nunca ha tenido la sensación de sentirse excluido en la crianza de su hija
En fin, que me gusta mucho la canción que has elegido. Y qué rico el cocido, qué pijo.

Titajú dijo...

Por partes, concretamente la primera: yo no le di el pecho a mis hijas por cuestiones que no vienen al caso, y ninguna de ellas era el trabajo. No me traumaticé, simplemente ocurrió, pero de ahí a decir que las madres que amamantan a sus hijos son vacas... vamos, me parece lamentable, y el cartelón, de un mal gusto total.
Que cada uno haga lo que le dé la gana y porque le de la gana, pero sin presiones exteriores de ningún tipo (ni familiares ni laborales); y de estupideces te pongo dos ejemplos cercanos:
- La mujer de un primo, que no le dio el pecho a las niñas porque se le estropeaba (verídico);
- la giliúltimaadquisición familiar, que sigue traumatizada (sic) porque no le pudo dar el pecho a la niña después de la cesárea, que creo que es el primer caso en la historia de la humanidad.
En cuanto a la segunda cuestión, mañana la leo (hace).
¿Y por qué no hiciste dos post?

SuperWoman dijo...

Paula, y no sabes lo agusto que me he quedado ;).

Pues mas que nada porque lei las dos noticias a la vez y no sabia por cual decidirme... y para mañana tendria ya tema tambien si tuviera tiempo, pero ya te digo que no lo voy a tener... Del tema de la teta, lo peor no es que me llamen vaca, que lo hacen en toda mi familia cariñosamente, el problema es que suelten tal bandada de chorradas una tras de otra en un periodico supuestamente serio...

Y ahora confieso, yo estuve traumatizadisima despues de la cesarea (y si que pude dar el pecho). Digamos que nada mas nacer tu bebe estas en un momento hormonal delicado y segun como vivas ese momento, te puede atizar una depre fina. El quid no esta tanto en lo que te ha pasado (sea que te han cascado una cesarea por pardilla, como a mi o que se han cargado la lactancia como en el caso de tu familiar... en el mio lo intentaron, pero ya sabes que a burra solo me dejo ganar por ti ;)) sino en como lo vives el momento. Para mi todo mi primer parto fue una encerrona y te juro que tuve sintomas de estres postraumatico a lo bestia, con pesadillas, angustia y todo. Y si, una vez superado sabes que no es para tanto, pero me costo trabajarlo un web y mas.
Un supersaludo

Titajú dijo...

Nooo, si es que se traumatizó la pobre porque "aún encima de la cesárea, la niña no agarró el pecho, fíjate tú", no tuvo influencias de nadie.
Si llega a sufrir un parto con todas sus consecuencias, también estaría traumatizada, te lo digo yo.
A mi parir (o cesárea, que tengo de tó) no me deprime, me pone de (más) mala leche.

SuperWoman dijo...

Ah mira, eso ya no, yo tuve un parto de esos alucinantes, pero es que el sitio es una gozada, indescriptible...

http://www.hebammenpraxis-buehlau.de/rundgang.aspx

y las personas que trabajan alli, acorde con el lugar.
Un supersaludo

Anónimo dijo...

plas, plas, plas (aplausos se entiende)
querida, quien tuviera tu verbigracia para expresarme cómo tu lo has hecho.
suscribo punto por punto tus comentarios, incluido el de la pelirroja.
petonets,
Sayya

Sarashina dijo...

Bueno, SW, te has despachado a tu gusto y has hecho muy bien. Y estoy de acuerdo contigo en tus planteamientos, tanto en lo de la lactancia materna, que nos escamotearon a toda una generación, y casi a dos, pues la cosa empezó con la generación de mi madre. Te digo mi teoría: después de la guerra (guerras) había que tener hijos a porrillo; bien se sabe que la lactancia, aunque no seguro del todo, es un método de control de la natalidad. Desde los profesionales de la salud se propiciaba el biberón descaradamente. Ahora sabemos que a dar teta se aprende, y se aprende de las mujeres mayores, las que han amamantado antes, de las que están amamantando en ese momento y de una misma y de su bebé. Ha habido dos generaciones a las que no les han dado muchas facilidades. Une a eso la asociación que se hacía entre maternidad y domesticidad, no trabajo, no producción de la mujer y demás, y ya tienes el cuadro completo. Mi hija tuvo a mi pequeña nieta lactando hasta los dos años y medio. Te puedo decir que es jefa de estudios de una Escuela Superior de Arte, que es maratonista y una mujer que disfruta mucho de la vida, con tiempo para muchas cosas. Su marido, mi yerno, ha participado en la crianza de los niños en todo, excepto, claro, en darles teta, que no podía el pobre, pero era lo único que no hacía. Pero hay que entender que hay una ofensiva muy fuerte contra la liberación femenina, y contra el feminismo, así que da mucho miedo que se utilice algo tan natural como la lactancia para convencer a las nuevas generaciones de mujeres de que sería mejor que se retiraran a dar de mamar. Y debería ser lo que tú dices, que el trabajo se acomode a la maternidad-paternidad, no al contrario. De lo otro, ya hablamos, que hoy ya es muy tarde. Volveré, porque es un tema que me preocupa y mucho, como a todos los que vivimos en esta Europa cada vez más racista y confusa.

Manuel Márquez dijo...

Desde luego, compa Superwoman, me sumo al planteamiento de la compa Titaju, hubieran sido preferibles dos reseñas por separado, pero, bueno, bien está lo que bien sale, y esto te ha salido requetebien; fenomenal,diría yo. En fin, al lío...

Sobre el polémico reportaje del suplemento de El Mundo; a mí siempre me han gustado los "colorines" de los diarios, sigo el de El País (que es el periódico que sigo) desde tiempo inmemorial, pero tengo muy claro que el ochenta por ciento, mínimo, de su contenido, es publicidad más o menos encubierta -y, si no lo es, funciona como si lo fuera-. Tal parece el caso, vaya. Así que yo no le daría más vueltas. Ah, y por supuesto pasaría de profundizar en la peli; para darle alegrías a Pedro J. (y ésta, sin duda, si coge fuelle, los sería; ya sabes, aquello del que hablen de mí, aunque sea bien...), ya está la de los colorines...

En cuanto a la multiculturalidad, o interculturalidad, creo que la distinción que haces entre integración y asimilación, es básica, y, si todo el mundo, a nivel político, lo tuviera igual de claro, el abanico de medidas podría ser mucho más positivo y eficaz. Ah, y también es un elemento muy importante el del clasismo que apunta la compa Leia Organa, un aspecto también fundamental y que se suele pasar por alto muchas veces en el debate. Claro que Özil es un ejemplo modélico: con una ficha de varios millones de euros anuales, las cosas son más fáciles (y no digo yo con eso que el muchacho no sea un buen tipo, que seguro que lo será, pero, claro, no vive en un suburbio rodeado de coca y paro por los cuatro costados...).

Felicidades, compa, por la reseña, ya te digo, buenísima, y perdón por la brasa (pero los temas creo que lo justifican...). Un fuerte abrazo.

SuperWoman dijo...

Sardi, te he borrado uno de los dos comentarios, es que estaban repetidos... por cierto, hoy me he encontrado tu mensaje en el buzon, ya he contestado.

Atenta, Clares, que en parte volvere al tema de la maternidad/paternidad, supongo que la semana de viene, pero por otros derroteros... a mi lo que me saca de quicio es eso, que parece que no hay modo de hacer bien las cosas y se pretende dramatizar una situacion que no tiene nada de dramatica si se lleva bien llevada, ojala se normalizara todo: la maternidad, la lactancia, el trabajo de la mujer... Podria ser tan facil normalizarlo: me remito a la fotografia de la diputada italiana votando en el parlamento con su pouch y su bebe; a las madres de la revista "Mothering", al propio grupo en el que trabajo ahora que tambien tiene un plan de adaptacion laboral y nos ofrece alternativas...

Me han informado por ahi, Manuel, de que en este caso el grupo editorial de El Mundo, representa a la Badinter y esta va a sacar un nuevo libro en español... la publicidad esta servida.

Un supersaludo

Titajú dijo...

Y contesto a la dos: no compartas el cocido, que luego no te despegas al tío ese de la falda.
Y vivan las mezclas, ojalá todo el mundo se mezclase, cambiase de sitio, de lugar, de paisaje, y viese que todo el mundo es un sitio maravilloso para vivir con cosas maravillosas para probar y ver. Si cada uno dejase de pensar en su terruño como algo único y maravilloso, en el que el otro no tiene derecho a estar y probar. Otro gallo cantaría. Claro que el gallo también acabará en el cocido, cosas que pasan.
No sé porqué me da que no me he expresado bien, pero tengo a dos kareokistas berreando "barbie girl" a todo volumen en la sala. Mándame el teléfono de Herodes, anda.

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