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Sigo instalada en los "taitantos" y los abuelos siguen a hacer puñetas de aqui... Pero al menos el marido parece haber sentado el trasero, duermo algo por las noches y mi carrera laboral empieza a parecerse a algo. Lo que sigue siendo interesante es mi red de apoyo variopinta, internacional y virtual y las aventuras de la Superfamilia espero... Pasa y acomodate.

miércoles, junio 17, 2009

Hombres en los huesos

Hemos recuperado para los Supernenes una serie de televisión de nuestros años mozos de la que guardaba un gratísimo recuerdo: Érase una vez el hombre. He de decir que las cosas buenas se aprecian aún más con el tiempo, salvo un pequeño par de detalles que de niña no llegué a captar (como la manía de meter la Marsellesa un poco a cajón en varios de los capítulos de los siglos XIX y XX... recordemos que a pesar de ser una co-producción a nivel europeo, el proyecto principal estaba en manos de los franceses. La verdad es que tampoco me importa tanto, es un himno bellísimo aunque como todos los himnos con solera de este mundo, un poquillo sangriento).



Ayer llegando al capítulo de la Segunda Guerra Mundial, mi hija me preguntó por qué estaban tan delgados esos señores. SG es una niña espabilada, ya le he tenido que explicar lo que es la muerte y un embarazo y pensé que hasta que no llegaramos al sexo no iba a volver a tener una dificultad así... Pero, ¿cómo se le aclara a una niña de cinco años lo que implica un campo de concentración? Más o menos como pude le expliqué lo que había hecho Hitler, que había matado a muchas personas y encerrado a muchas más dejándolas sin casi agua, ni comida (buff, para ella eso es la peor tortura)... Y entonces, bendita inocencia la de los críos me dice: "Qué suerte, entonces, que nosotros no estábamos allí".

Entonces le recité este poema, atribuido a Bertolt Bretch, pero que (mil gracias, profesora Clares) es en realidad de Martin Niemöller:

Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.


Suerte sí, hija... pero a mí me da siempre por llorar cuando pienso en toda la gente que no tuvo, ni ha tenido nunca, nuestra buena suerte.

Buchenwald nos pilla al lado de casa como quien dice, una vez estuvimos muy cerca de ir, pero la edad de los Supernenes nos echó atrás, creo que es todavía tiempo de mantenerlos puros, tal como son.

12 comentarios:

PMM dijo...

Las preguntas de los niños son las que nos hacen a los adultos buscar el origen de las cosas, y ver cómo hay algunas que sólo son explicables por la sinrazón humana.
El poema de Bertold Brech lo tuve pegado durante años en mi carpeta de los apuntes de la Facultad, junto a una viñeta de Greenpeace en contra del "Dumping" y lo digo así, porque la viñeta era inglés.
Yo también creo que esa visita a Buchenwald puede esperar

Ciudadana C dijo...

Madre mía SW, llevas unos días que al terminar de leerte me dejas un buen rato reflexionando.

SuperWoman dijo...

Es que hay cosas que no sabes cómo explicarlas a nadie, chicas... ya te digo que después de lo de ayer, lo de las mariposas y las abejitas va a ser un paseo por el parque...
Un supersaludo

Paula Martínez dijo...

Creo que tus hijos tienen mucha suerte de tener unos padres que les expliquen incluso lo inexplicable.
También tienen una enorme suerte, por tener lugares en donde rememorar el horror, para que jamás se vuelva a repetir, bajo ningún concepto ni en ninguna circunstancia.
Por eso, y salvando las distancias, no puedo comprender el recelo de algunas personas aquí en España, hacia lo que se ha llamado últimamente "la memoria histórica". Estas personas opinan, que no hay que remover el pasado, que hay que dejar las cosas tal y como están, no sea que las heridas se reabran y acaben infectándose.
No entiendo el miedo que tenemos en este país, después de tantos años, a llamar a las cosas por su nombre, y admitir lo que ocurrió durante la Guerra Civil, sin ánimo de buscar venganzas, pero sin olvidarse de las víctimas, que también tienen derecho a que se les reconozca el sufrimiento.
Y sobre todo, es importante que busquemos en nuestra conciencia colectiva, reconozcamos los errores del pasado, y así no se nos ocurra volver a repetirlos en el futuro.
Yo también pienso que la visita a Buchenwald puede demorarse unos años, pero tampoco demasiados. (Perdón por el ladrillo)

Sarashina dijo...

http://kaolinclares.blogspot.com/2006/05/martin-niemller.html

En este enlace tienes el poema en alemán, el auténtico, y también el verdadero autor, un pastor que fue encarcelado por los nazis, Martin Niemoller.

Haces bien en ser tú misma la que explique estas cosas a tu nena, porque siempre podrás ayudarle a comprender y eso además genera confianza entre vosotras. Son temas duros, pero los niños, en su inocencia, los comprenden y perciben que les estás diciendo la verdad y que no tratas de hacerles vivir un mundo falso.

Melisa dijo...

SG entendió a Bertolt Bretch? Si es así, yo me sentiría muy orgullosa de ella...

Sarashina dijo...

Insisto, el poema no es de Brecht. También siendo de Niemoller tiene mérito que la niña lo entienda o al menos que lo intuya, pero no es de Brecht. Creo que el mismo Brecht se divirtio mucho con la falsa atribución, e incluso que no ventiló la falsedad, pero es que no era suyo, fuera como fuera.
Y tienes razón, deja la visita para más adelante. Tiempo habrá.

SuperWoman dijo...

Gracias, Clares, pretendia que en la frase se entendiese que el poema no es de Bretch (el nombre de Nimoeller me fallaba en ese momento, ahora mismo edito).

Como en lo de los experimentos, Melisa, a saber que o cuanto captan los niños de lo que les explicamos, pero sigo siendo optimista y pensando que todo lo que llega en la infancia, tarde o temprano terminan colocandolo en su estructura del mundo.

Paula, a la memoria historica le tienen miedo en todos lados... aqui es un tema delicado, muy delicado porque hay memoria historica excesiva... la gente de mi generacion a veces se siente agobiada ante tanto.

Un supersaludo

Titajú dijo...

Ese poema lo tiene enmarcado mi madre en la cocina, desde hace muchos años.
será esa la causa por la que siempre nos embarcamos en causas perdidas y acabamos apaleados por todos lados.
La madre de una amiga estuvo en un campo de concentración y vivió para contarlo. Hay veces (había, hace mucho que no la veo porque no he vuelto a Tumbridge Wells) que se frotaba los números tatuados en su muñeca como si quisiera borrarlo de allí.
Pero los números no estaban tatuados en el brazo, sino en el alma.

Cris dijo...

Es que se meten en la edad de preguntar y claro, para eso no hay un boton de eso me lo preguntas y eso no. Ahi llega la soltura de los padres y el querer que se entiendan las cosas a un nivel de cinco anyos, asique enhorabuena por la cria que sea espabilada y enhorabuena por vosotros que no intentais tapar las cosas, si no explicarlas lo mejor posible.

Pues si, tenemos mucha suerte SW porque eso que pasó con Hitler sigue a la orden del día en muchos sitios. Y todas esas enfermedades que existen... Tenemos que recordar lo privilegiados que somos porque al fin y al cabo yo estuve bien.

No creo que visitar un campo de concentración sea algo que cause trauma a los crios, básicamente porque ellos no saben el significado que tienen y lo primero que harán será gritar, jugar y buscar con qué divertirse y claro, no es el lugar apropiado. A lo mejor un día que os hagais con una amiga o amigo que le apetezca quedarse unas horas con los ninyos os podeis dar SM y tu una vuelta si teneis uno tan cerca. Yo visité el de Dachau hace unos anyos...

Manuel Márquez dijo...

Leyendo, compa Superwoman, la respuesta de SG, casi se me saltan las lágrimas, no sé si de pena "jonda" y sin arreglo, de rabia impotente y baldía, de alegría egoísta y acomodada, o de puros nervios, no lo sé, de verdad que no lo sé. Eso sí, estoy de acuerdo contigo en que aún no es momento para que vean el horror, y ojalá que no lo vean nunca, a eso no hay que entrenar a nadie, y no debería vivirlo nadie, pero sabemos que hay mucha gente que lo vive, todos los días, muchos días. En fin...

Un fuerte abrazo y buen fin de semana.

SuperWoman dijo...

Manuel, tú que tienes uno de esa edad en casa... qué manera tienen de poner sal en las heridas y el dedo en la llaga casi sin darse ni cuenta...
Un supersaludo

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