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Sigo instalada en los "taitantos" y los abuelos siguen a hacer puñetas de aqui... Pero al menos el marido parece haber sentado el trasero, duermo algo por las noches y mi carrera laboral empieza a parecerse a algo. Lo que sigue siendo interesante es mi red de apoyo variopinta, internacional y virtual y las aventuras de la Superfamilia espero... Pasa y acomodate.

lunes, mayo 05, 2008

Dudando de tu vecino...

Creo que estos nombres no necesitan los enlaces que los acompañan, pero por si acaso alguien está bendecido con la suerte de no saber de que va el tema, los pongo:

Elisabeth, Mari Luz, Natascha, Maddie, Yeremy... la lista sería tan larga que tendría para un blog entero. Como madre que soy, me duele cada uno de esos nombres. Imagino que alguno de mis Supernenes pudiera correr una suerte parecida y se me congela la sangre dentro de las venas.

Pero lo peor de todo, es que Jesús Alonso nos ha obsequiado hace unos pocos días con un estupendo cuento de terror. Y digo lo de estupendo porque tiene ese ingrediente esencial que hace a las historias de miedo realmente espeluznantes: un cierto tufillo a realidad. Lo peor de todo es que es así.

He leído mucha gente que en éstos días se pregunta como un cabeza de familia aparentemente "normal" puede esconder un zulo con cuatro personas dentro del resto de sus parientes, amigos y conocidos. Lo cierto es que semejantes personajes son la excepción a una realidad mucho más corriente y moliente. Seguramente (y mi pobre Supermarido me va a permitir este ligero toque de humor negro sobre su persona) si Superman volviese todos los días tarde de la oficina, hay explicaciones mucho más racionales que pensar que tiene una doble vida en la que se dedica a secuestrar y degollar muchachas indefensas. Pero imagino que lo mismo pensaba la pareja de Ted Bundy hasta el momento en que lo denunció a la policía. Y posiblemente, también mi vecino de abajo es solamente aquello que aparenta: un jubilado encantador que pasa las horas muertas cuidadando de su jardín. Pero si el día de mañana encuentran veinticinco esqueletos enterrados entre los parterres, yo misma sería la primera en darme cuenta de esos pequeños detalles que no habrían encajado a lo largo de los años... pero eso sí, siempre a posteriori, a toro pasado somos todos muy listos.



Lo más aterrador de todo, es no poder fiarte siquiera de tu propia sombra. No se si me gusta esta sociedad, en que tu vecino de enfrente puede esconder tantos esqueletos dentro de su armario...

La foto la he tomado prestada a la Posada del Abuelo Mario

3 comentarios:

Melisa dijo...

Siempre he pensado que los cuentos de hadas infantiles están llenos de monstruos para prepararles, para que desconfíen.

Nos rodean muchos monstruos todos los días, cuando vamos a comprar el pan, cuando vamos al trabajo.

Monstruos extremos, como el austriaco. Monstruos como el que ha maltratado a Capi http://blogs.20minutos.es/animalesenadopcion/post/2008/05/06/capi-muy-maltratado-necesita-mucha-ayuda

Por eso hay que hacer piña con la buena gente.

Y nunca mirar hacia otro lado si uno de esos monstruos se pone a tiro.

SuperWoman dijo...

Jope, mira que yo soy de esas que le tienen miedo a los animales y no podria vivir con uno en casa (mejorando lo presente) pero es que de verdad que con estas salvajadas no puedo... Un abracete Melisa, estas haciendo una buenisima labor con el blog, pero eso ya lo sabes...

Miriam G. dijo...

Yo siempre me he fiado más de la gente rara que de la normal.

Un beso, Miriam G.

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